La semana pasada, el Promedio Industrial Dow Jones (-2,3%) y el Russell 2000 (-2,9%) cayeron más de un 2% cada uno, y el S&P 500 y el Nasdaq Composite bajaron un 1,0% y un 0,8%, respectivamente. Nueve de los 11 sectores del S&P 500 terminaron a la baja. El sector sanitario (-3,1%) experimentó el descenso más pronunciado después de que el Gobierno dejara sin cambios su propuesta inicial de aumento de las tasas de pago de los planes Medicare Advantage para 2024-2025 en un 3,70%, frente a las expectativas de aumento. Los sectores inmobiliario (-3,0%) y de bienes de consumo básico (-2,7%) también se rezagaron notablemente. En cambio, los sectores de la energía (+3,9%) y los servicios de comunicación (+2,5%) fueron los únicos que registraron ganancias al final de la semana.
Las caídas se debieron a la fuerte subida de los tipos de interés, en un contexto de datos económicos sólidos y cifras de inflación preocupantes. La rentabilidad de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años subió 12 puntos básicos, hasta el 4,33%, y la de los bonos a 2 años subió 10 puntos básicos, hasta el 4,72%.
En concreto, el informe de gastos e ingresos personales de febrero, publicado el viernes 29 de marzo (día festivo), mostró unas cifras de inflación pegajosas en forma de índices de precios PCE. Algunos de los datos de la semana pasada, como el índice ISM manufacturero de marzo y el informe de empleo de marzo, reflejaron la fortaleza actual de la economía.
Además, varios funcionarios de la Fed hablaron la semana pasada y, en su mayor parte, el discurso fue hawkish. Por ejemplo, el presidente de la Fed de Minneapolis, Neel Kashkari, afirmó que es posible que la Fed no recorte los tipos este año si se estancan los avances en materia de inflación. Por último, el aumento de las tensiones geopolíticas en Oriente Próximo relacionadas con una posible represalia de Irán contra Israel también contribuyó al sesgo negativo de esta semana.