El mundo en el que vivimos obliga a las empresas a hacer un esfuerzo por adaptarse a un nuevo entorno globalizado, que cambia constantemente y, en algunos sectores, está marcado claramente por la transformación digital. Por eso es fundamental reinventarse y evolucionar continuamente a todos los niveles, para adaptarse a las nuevas tendencias y necesidades de los clientes, sin perder la esencia y la identidad propias.
En ocasiones, cuando las circunstancias lo requieren (crisis reputacional, necesidad de expansión a nuevos mercados, nuevos acuerdos comerciales…), las compañías se plantean estrategias de marketing que implican cambios tan importantes como el de la marca, que, contrariamente a lo que podría pensarse, no consiste solamente en un simple cambio de logotipo, sino que va mucho más allá.
Tenemos como ejemplo a compañías como Meta (antes Facebook), para conseguir la asociación con el metaverso yendo más allá de las redes sociales; McDonald’s, con su apuesta por el verde en la imagen para conseguir una asociación con productos más saludables; o BBVA, para unificar su marca a escala internacional resaltando su filosofía de ser un solo equipo.
Afrontar un cambio de marca implica trazar una estrategia que en algunos casos comporta cambios drásticos que indican el inicio de una nueva etapa. No es trabajo de un día, sino el resultado de un largo camino de planificación y en el que se tiene en cuenta hasta el más mínimo detalle. Además, cuando una marca está muy arraigada en el territorio en el que opera, o ligada de forma intrínseca a determinados valores, la introducción de nuevos elementos puede confundir a la audiencia y, en mayor medida, a sus clientes, si no se hace con mucho cuidado.
Uno de los aspectos a tener en cuenta para implementar correctamente un cambio de marca es que, para percibirse como creíble, mantener la confianza de sus clientes y alimentar la de otros públicos, la nueva propuesta debe basarse en la verdad y mantenerse fiel a su origen. Si crear una marca desde cero siempre es complicado, aún lo es más hacer el rebranding de una que ya existe, es decir, reformular total o parcialmente los elementos que la definen, ya que existe la posibilidad de que un paso en falso ponga en riesgo la visibilidad, la reputación y el reconocimiento conseguidos durante años por la marca original.
Esta nueva etapa es también una forma útil de reafirmar los valores que conforman la identidad de la compañía y de definir valores nuevos. Además, es una oportunidad de fidelización para los empleados, que busca conseguir que se sientan más identificados a la hora de contribuir a las metas y los objetivos de la empresa. Hacerles partícipes de la propuesta de valor de la marca nos permitirá convertirlos en embajadores, ¿y quién mejor para proyectar la nueva marca a los clientes?
Del mismo modo, también es una puerta abierta al mercado, ya que además de este proceso de identificación con empleados y clientes, ayudará al público general a sentirse también alineado con los valores y propósitos de la entidad.
Si hablamos de Crèdit Andorrà, cuando una marca está tan arraigada y tiene tanta presencia en el territorio, como ocurre con la nuestra, el rebranding es un reto doblemente complicado. Se trata de no perder la esencia, a la vez que es necesario crear un relato convincente para que la nueva marca consiga exponer los valores fundacionales y las motivaciones de un cambio tan importante.
En nuestro caso, el proceso ha desembocado en una nueva marca que cumple este objetivo y da visibilidad a algunos conceptos que no querían dejarse de lado. «Creer, Crear, Creand» es el eslogan que nos permite poner de manifiesto que siempre nos hemos sentido más que un banco, con unos clientes que creen en nosotros, al igual que nosotros creemos firmemente en sus proyectos.
Como hemos comentado al principio, los tiempos obligan a reinventarse y a ofrecer soluciones actualizadas. Este cambio nos ayuda a empezar una nueva etapa con una marca única y global que nos permitirá incrementar las sinergias y la notoriedad en las diferentes plazas financieras en las que el grupo está presente, manteniendo nuestra esencia y nuestros valores y al mismo tiempo proyectándolos hacia el futuro.
Artículo publicado en el Diari d’Andorra 16.11.2023