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La importancia del dividendo en nuestras inversiones

En este nuevo artículo, y siguiendo con el ciclo de artículos sobre información financiera, intentaremos explicar qué son los dividendos y por qué pueden tener importancia a la hora de obtener rendimientos atractivos de nuestras inversiones. Comencemos por explicar el concepto: dado que la inversión en acciones no tiene vencimiento, las empresas reparten una parte de los beneficios anuales en forma de dividendos para mantener la fidelidad de sus accionistas. De esta forma, independientemente de la posible subida o no del precio de las acciones, podemos obtener una retribución periódica de nuestras inversiones y, a pesar de que no se garantiza, cada empresa determina cuál será su política de dividendos para dar unas pautas de actuación claras a sus accionistas.

No obstante, el cobro de dividendos no lidera el ranking de preferencias de los inversores actualmente, ya que los conservadores, por fin, tienen la opción de hacer depósitos o comprar letras del tesoro, mientras que los más agresivos están deslumbrados por las subidas del sector tecnológico y los criptoactivos (encabezadas por las subidas de Nvidia y del Bitcoin superiores al 70 % en lo poco que llevamos de 2024). Sin embargo, siempre debemos tener presente que la inversión es una carrera de larga distancia y llena de obstáculos, no solo económicos y geopolíticos, sino también vinculados al comportamiento humano.

Y, precisamente, este comportamiento tan nuestro de actuar como un rebaño quizá nos puede hacer pasar por alto las bondades que a medio plazo puede tener la inversión en empresas «aburridas» pero que mantienen una interesante retribución para el accionista mediante el reparto de dividendos. Como ejemplo de este punto, solo tenemos que fijarnos en cuál ha sido el comportamiento del Ibex35 desde la crisis financiera de 2008. Si calculamos la revalorización del índice, veremos que todavía no ha recuperado los niveles de finales de 2007. De hecho, aún está un 30 % por debajo. Sin embargo, si añadimos los dividendos abonados durante el período, la foto cambia de forma espectacular y las pérdidas de más del 30 % se transforman en un beneficio de más del 45 %.

Pero, como siempre, no nos podemos dejar llevar por las primeras impresiones y, a la hora de invertir en empresas de dividendo, hay que hacer un cuidadoso análisis. Es decir, no nos debemos dejar engañar por una elevada rentabilidad por dividendos de algunas empresas, porque eso es una imagen estática. Lo que debemos analizar es su consistencia, es decir, comprobar si los dividendos se han incrementado o no en los últimos años, cómo se comportaron durante la pandemia y, en definitiva, cuál es la política de retribución al accionista que sigue cada compañía. Sin querer recurrir a demasiados tecnicismos, una variable muy importante que se debe controlar es el pay-out, ratio que nos indica qué porcentaje de los dividendos se distribuye a los accionistas como dividendo. Si los niveles de esta ratio son elevados (superiores al 80 %, pongamos), tendremos que ser conscientes de que el dividendo puede verse recortado en caso de descenso de los beneficios, mientras que, con ratios más equilibradas (entre el 40 y el 60 %), la empresa podrá mantener más estable el dividendo pagado incluso en momentos de moderación de sus beneficios.

En definitiva, cuando planteemos nuestras inversiones, no nos olvidemos de diversificarlas y, tal vez, dar un espacio a activos con una atractiva y consistente rentabilidad por dividendo Porque, como ya nos señalaba Esopo en la antigua Grecia con la fábula de la hormiga y la cigarra, el invierno, a pesar del cambio climático, siempre llega y hay que estar preparado para pasarlo sin morir en el intento.

Artículo publicado en el Diari d’Andorra 10.04.2024

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Ignacio Fonseca Chácharo
Director de Gestión de Activos en Creand Crèdit Andorrà