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La renovada fuerza del sistema bancario andorrano

La banca andorrana se consolida como uno de los motores económicos del Principado. Lo había sido históricamente y sigue siéndolo, según el estudio publicado en enero en el Andorran Banking Observatory de la Asociación de Bancos Andorranos sobre la aportación del sector financiero a la economía del país.

Esto no sería noticia si no hubiera tenido que superar numerosos retos y obstáculos: la crisis económica y financiera de 2010, el episodio crítico de la BPA en 2015, con la percepción social que originó en términos de confianza hacia el conjunto del sistema financiero andorrano, los compromisos de transparencia y cooperación internacional, que enterraron la consideración de paraíso fiscal y el secreto bancario en 2016/2017, y la pandemia sanitaria de 2020/2021, con sus graves consecuencias sanitarias, económicas y sociales. Mucho en muy poco tiempo. A pesar de todo ello, la banca andorrana ha sabido adaptarse y ha demostrado su resiliencia. Ha sabido adaptarse y abrirse a nuevas oportunidades.  

Este año resultará clave para el futuro de nuestro país, con las ya muy avanzadas negociaciones para la firma del acuerdo de asociación con la Unión Europea, al que me referiré al final de este artículo. Y me enorgullece constatar, con los datos del informe de Andorran Banking que se acaba de publicar, que nuestro sistema bancario vuelve a actuar de pilar fundamental para el desarrollo económico andorrano, tanto para particulares como para empresas, y contribuye de forma decisiva a la construcción de un sistema económico sostenible.

Solo me referiré a algunos datos del informe, que corresponden al año 2022. El crecimiento del sector financiero andorrano, en los últimos años, lo ha situado en el tercer sector privado que más aporta al PIB del país, más de un 14 %. La financiación doméstica concedida, globalmente, equivale a dos veces el PIB de Andorra. Los activos del sector bancario, en los últimos cinco años, ha mantenido una tendencia creciente. También han crecido los depósitos de los clientes y la inversión crediticia. La solvencia y la liquidez superan la media europea. A pesar del proceso de concentración vivido por el sector, los puestos de trabajo se han mantenido estables. La digitalización y los avances tecnológicos han sido esenciales en la evolución del sector bancario.

Estos son algunos de los excelentes datos del informe. Ahora, cabe hablar de las expectativas. Y, en este sentido, estoy convencido de que el acuerdo de asociación con la Unión Europea supondrá otro avance fundamental, porqué en este acuerdo se enmarcará nuestro modelo económico y social. Solo puede aportarnos bondades. Hoy, tenemos las mismas obligaciones que el sector bancario de cualquier país de la UE, pero no disponemos de ninguna de las ventajas. El acuerdo, sobre el que hará falta un consenso político global, no debería representar solo un debate político, sino la asunción, por parte de todos, de que debe suponer el marco sobre el que va a pivotar el modelo de país que queremos para las próximas décadas. Y entiendo que debe materializarse desde el consenso político y social.

Artículo publicado en Dinero – La Vanguardia 10.03.24

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Xavier Cornella