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¿Qué esperarías de tu primer día de trabajo?

Le pregunto a mi hijo qué esperaría de su primer día en el trabajo. Lo tiene claro: una buena bienvenida por parte del jefe (probablemente con extra de cruasanes y chocolate) y tener acceso a una aplicación para poder formarse, conocer la entidad y resolver dudas de forma virtual. Una aplicación corporativa con diferentes funcionalidades y por áreas, una de recursos humanos, pero también otras que expliquen las actividades del resto de los departamentos.

Parece obvio, pero a menudo las empresas no ponemos dedicación suficiente a integrar este equilibrio humano, tecnológico y con visión global durante los primeros días de un nuevo colaborador. Además, como sabiamente dicen algunos, no existe una segunda oportunidad para generar una buena primera impresión. Estas primeras percepciones pueden marcar la diferencia respecto a la imagen futura que tendrá este nuevo trabajador de la entidad. Por tanto, hay que dar mucha importancia al proceso que denominamos incorporación.Que este proceso sea ágil, atractivo, interactivo y continuado en el tiempo incrementa la vinculación con la compañía y la marca. Trabajar en el acompañamiento de los nuevos empleados es imprescindible y requiere la participación de diferentes actores, como el equipo de relaciones humanas, el personal directivo y todo el equipo de trabajo. Adicionalmente, en algunas organizaciones existe desde hace años la figura de los buddies, unos empleados con voluntad de promover los valores de la compañía que prestan su apoyo a las nuevas incorporaciones mediante la resolución de dudas y consultas de lo que no está escrito en ningún manual o procedimiento. De lo intangible, de la cultura de la empresa, de esas cosas relevantes a las que a veces damos demasiada poca importancia.

Pero, como decíamos, este acompañamiento tiene que ser continuado en el tiempo y garantizar que la experiencia del trabajador sea única y con una propuesta de valor adaptada en la medida de lo posible a las nuevas tendencias. Además de disponer de una remuneración atractiva o un paquete de beneficios sociales, las personas queremos formar parte de un proyecto, desde el primer día hasta el último, en un entorno de colaboración y con oportunidades para crecer, sentirnos escuchadas e informadas, todo ello enmarcado en un equilibrio saludable entre la vida profesional y la personal. Por este motivo, existen departamentos de relaciones humanas que han integrado dentro de sus estructuras el rol de Chief Happiness Officer, que diseña propuestas sobre cómo mejorar el bienestar de los empleados, con un enfoque transversal y estratégico que va mucho más allá de organizar clases de yoga, crear espacios recreativos o dar tres días de teletrabajo a la semana. Cuando todo lo relacionado con el bienestar individual está bien gestionado, se genera un impacto que no se ve, pero se proyecta en los resultados empresariales, con una mayor permanencia y un incremento en el orgullo de pertenencia.

Los nuevos modelos de trabajo, por tanto, requieren que las empresas y los departamentos de gestión de personal seamos más creativos que nunca. Y esa creatividad pasa, primero, por una gran dosis de empatía y escucha activa. El otro día leía en LinkedIn una frase con la que no puedo estar más de acuerdo: “Para pensar out of the box (fuera de la caja), primero tienes que hablar con los que están fuera de tu caja”. No deben perder continuidad aquellos cafés virtuales con los equipos, de los que tanto se hablaba durante la pandemia. En una época de digitalización e inteligencia artificial, precisamente las personas tenemos que poner en valor lo que nos diferencia de las máquinas: ser más humanos que nunca, con un sentimiento crítico constante, y mostrar proximidad hacia los empleados, sin olvidar el extra inicial de cruasanes y chocolate.

Artículo publicado en el Diari d’Andorra 20.07.23

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Blanca Lapuente
Responsable RH Gestión Áreas de Creand Crèdit Andorrà