¿Cómo transformar una idea en una empresa viable? - Creand
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¿Cómo transformar una idea en una empresa viable?

Seguro que todos hemos tenido en algún momento una idea que nos ha hecho pensar: “¡Esto podría ser un negocio!” ¿Cómo podemos transformar aquella idea brillante en un negocio real y viable? ¿Por dónde empezamos? Este verano, hemos desarrollado el Creand Summer Innovation Challenge, un programa en que hemos trabajado con un grupo de participantes de las estancias formativas de verano para ayudarlos a dar forma a sus ideas, siguiendo un proceso estructurado que les permita convertirlas en proyectos viables.

El primer paso en este proceso es identificar claramente el problema que nuestra idea quiere resolver. Imaginemos que nuestra idea es crear una aplicación que ayude a los niños a gestionar su semanada. Esta aplicación podría resolver un problema muy común: la dificultad que tienen muchos niños para aprender a gestionar su dinero de manera responsable. Esta identificación nos ayuda a definir nuestra propuesta de valor y nos permite comunicar mejor el propósito de nuestra idea a los futuros usuarios.

El siguiente paso es investigar si hay suficiente interés y demanda por parte del público. Lo podemos conseguir a través de encuestas, entrevistas y análisis de datos de informes públicos para validar el interés en nuestra idea.

Una vez sabemos que hay un mercado potencial, es importante definir nuestro público objetivo. En el caso de nuestra aplicación de ahorro para los niños, podríamos dirigirnos principalmente a los padres que quieren enseñar a sus hijos a gestionar el dinero, así como a educadores interesados en la educación financiera infantil. Comprender bien quiénes son nuestros usuarios nos permite adaptar nuestra solución a sus necesidades específicas, haciéndola más efectiva y atractiva.

Otro paso crítico es la creación de un equipo con talento diverso. Un buen equipo es clave para llevar a cabo cualquier proyecto con éxito. Cada miembro del equipo debería aportar habilidades y conocimientos complementarios. En nuestro ejemplo, podríamos necesitar a un desarrollador de aplicaciones, un experto en diseño de experiencia de usuario, unos especialistas en educación financiera y alguien con experiencia en marketing para llegar al público objetivo.

Con un equipo en marcha, hay que pensar en cómo generar ingresos. Definir un modelo de negocio claro es esencial para garantizar que el proyecto sea sostenible a largo plazo. Podemos considerar modelos de suscripción, opciones freemium con compras integradas, o incluso colaboraciones con entidades financieras interesadas en promover la educación financiera. Hay que explorar diferentes modelos de negocio y escoger el que mejor se adapta a nuestra propuesta.

Antes de lanzar el producto completo, es fundamental desarrollar un prototipo. Este prototipo nos permite visualizar cómo será nuestra aplicación y realizar pruebas iniciales con un grupo reducido de usuarios. Hay que probar nuestra idea con usuarios reales antes de invertir más tiempo y recursos en el desarrollo completo.

Una vez el prototipo ha sido probado y ajustado, es hora de desarrollar un MVP (producto mínimo viable). El MVP es una versión simplificada del producto final, con solo las características esenciales. Su objetivo es lanzar el producto al mercado rápidamente para obtener feedback real de los usuarios y validar el modelo de negocio en un entorno real. Esta fase es crucial para aprender qué funciona y qué necesita mejorar, antes de llevar a cabo una mayor inversión.

Crear un negocio a partir de una idea no es una tarea fácil. No hay forma de garantizar el éxito, pero seguir estos pasos permite empezar con una base sólida. En el Creand Summer Innovation Challenge, hemos seguido este camino con nuestros participantes de las estancias formativas de verano, ofreciéndoles las herramientas y conocimientos necesarios para transformar sus ideas en proyectos reales. Con perseverancia, adaptabilidad y una buena preparación, una idea tiene más posibilidades de convertirse en un negocio viable.

Artículo publicado en el Diari d’Andorra, 18.09.24