A la hora de invertir, seguramente cualquiera de ustedes piensa en la diversificación como uno de los principales puntos a tener en cuenta para limitar el riesgo de la cartera. Si hace poco en ese mismo espacio hablé de Venture Capital, en esta ocasión hablaré del Private Equity. De forma muy sintetizada, los fondos de Private Equity son aquellos fondos que invierten en compañías de capital privado (no cotizadas) en diferentes estrategias, pero siempre con el objetivo de generar valor en la compañía para que se traduzca en una mayor valoración y, por tanto, poder vender la participación del capital a un precio superior al de compra.
Al igual que los fondos de Venture Capital, son fondos ilíquidos en los cuales se acostumbra a invertir en un horizonte temporal de 10 años, los 5 primeros de los cuales, normalmente, se dedican a invertir el capital de los partícipes del fondo en las empresas privadas que formarán la cartera y los últimos 5 serán destinados a gestionar las desinversiones de estas empresas participadas. Por tanto, de forma genérica, no podremos disponer ni total ni parcialmente del capital invertido hasta que pasen los años establecidos hasta el vencimiento y el fondo nos reembolse nuestra inversión. Sin embargo, hay que tener en cuenta que a medida que los fondos de Private Equity van generando plusvalías debido a la venta de las participaciones en empresas invertidas, paralelamente van distribuyendo capital a los partícipes del fondo y, por tanto, generando cierta liquidez. Al mismo tiempo, la inversión en estos fondos no suele ser el 100 % al inicio, sino que el inversor compromete el capital que desea invertir, y a medida que el fondo va invirtiendo y formando la cartera de participadas va haciendo demandas de capital (‘capital calls’). De este modo, los fondos pueden invertir el dinero aportado por los partícipes de forma ágil y, por tanto, ser más eficientes y generar una mejor TIR/múltiple al inversor.
Como cualquier inversión, deben valorarse, entre otros, el riesgo de mercado al que nos exponemos invirtiendo. Por eso, sea cual sea el riesgo de la inversión, la forma más segura de invertir en ella es mediante una cartera diversificada (geográficamente, sectorialmente, etc.) que nos permita reducir de forma exponencial el riesgo inicial. En el caso del Private Equity, los Fondos de Fondos ofrecen esta posibilidad y son una vía para permitir que los inversores se familiaricen con esta tipología de fondos.
Retomando la diversificación comentada al inicio, debemos tener en cuenta que estos fondos aportan descorrelación respecto a los activos financieros tradicionales (mercados de Renta Variable, Fija, etc.), por eso, creemos firmemente que son un activo con mucho encaje y potencial a muchas carteras. Para ponerlo en perspectiva, a nivel europeo, el aumento del volumen en las carteras de inversión ha sido tal que la regulación cada vez está dando pasos más importantes para democratizar este activo y paulatinamente alejarse del que, probablemente, sea el principal hándicap para invertir, el importe del tique mínimo (generalmente los 100.000 €). En este sentido, en países como España, bajo varios parámetros, incluso se puede llegar a invertir en tiques de 1.000 €. Actualmente, por vehículos de esta tipología emitidos mediante vehículo andorrano, este tique mínimo se establece en los 50.000 €.
En Creand Crèdit Andorrà estamos a punto de lanzar el segundo programa de Fondos de Fondo de capital privado. Con la creación de una estructura eficiente de Fondos de Fondo, se puede ofrecer la opción de invertir en una cartera muy diversificada de gestoras especializadas en sectores de mercado alineados con las tendencias macro, en grandes fondos a nivel global y, también, en fondos de Venture Capital, con rendimientos históricos igual o por encima de la media de mercado.
Artículo publicado en el Diari d’Andorra 13.09.23